Para que lo disfrutes
llegado el momento.
Para que sonrías.
Para que te acerques a la poesía
a pesar de la difícil realidad.
Para que tú, Rosa mía,
creas que el hombre
cuando deja escapar
un suspiro o una lágrima,
empieza a ser HOMBRE.
jueves, 18 de marzo de 2010
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